El que escribe, no necesita escribir, sino leer; el que lee, no necesita leer, sino comprender; el que comprende, ya no necesita comprender, sino escribir.


jueves, 22 de abril de 2010

Hiciste un tonto de mí, pero luego los sueños rotos se acabaron. Eh, mujer, llevas la melancolía encima porque ya no tienes a nadie a quien usar. Hay una carretera que lleva a ninguna parte, así que cógela y tira millas desde aquí hasta allá. Hay un agujero en mi cabeza por donde la lluvia entra. Tomaste mi cuerpo y jugaste para ganar. Ja, ja, la mujer es pura vergüenza. Pero no tienes a nadie a quien culpar.

Mujer malvada. Acabaste en otra ciudad. Gastaste tu oro rápidamente para establecerte, pero un tonto y su dinero, enseguida separan sus caminos. Y te encontraste como una tonta recostada sobre un lamento.

Ja, ja, mujer. ¿Qué vas a hacer? Destrozaste todas las virtudes que Dios te había dado. Es tan bueno ver que sientes dolor. Pero mejor te subes al próximo tren.

Mujer malvada. Mujer malvada, cuanto daño me hiciste. Pero ahora tratas de aullar una canción diferente. Ja, ja. Es divertido como me hiciste pedazos, hiciste el vino, y te lo bebiste en una taza. Vine corriendo cada vez que llorabas. Creí ver amor sonriendo en tus ojos. Ja, ja. Es bueno saber que ahora no tienes lugar a donde ir.

Mujer malvada.

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